tratamiento del dolor en la Recuperación de Lesiones

Una de las principales preguntas que nos hacemos al tener algún tipo de molestia es “¿Por qué me duele?”. Para poder tratar el dolor es necesario entenderlo y es que no es simplemente una señal física, sino también una respuesta compleja que involucra factores psicológicos, sociales y biológicos. Se trata de una alarma del sistema, una respuesta del cuerpo que alerta sobre posibles daños en situaciones de peligro. Sin embargo, en la sociedad actual está señal puede venir no sólo en respuesta a daño físico directo, sino también como resultado de un estado de alerta general del organismo, como el estrés o la ansiedad. Esto quiere decir que a pesar de no tener un daño mayor o haber agravado nuestra lesión, se puede producir un aumento del dolor debido a una alta carga laboral, discusiones familiares, situaciones estresantes, etc.

El proceso del dolor comienza en los nociceptores, receptores responsables de la percepción del daño que no solo responden a estímulos físicos directos, sino también a señales del sistema nervioso central. En situaciones de estrés o ansiedad, el sistema nervioso puede interpretar las señales de manera amplificada, generando sensaciones de nocivas incluso en ausencia de daño físico evidente, es decir, el cómo nos encontremos y nuestra situación actual y cómo la afrontemos afectará de manera directa sobre nuestro dolor, haciendo que tengamos dolores aún sin tener un daño directo. En función de nuestras características físicas y si hemos tenido una lesión previamente, está señal puede aparecer cómo dolor de rodilla, dolor de hombro o dolor en espalda baja (Lumbago), así cómo amplificar el que ya tenemos producido por un daño físico. De igual manera es común sentir dolor a la hora de realizar gestos donde nos hemos lesionado previamente, como agacharse, saltar, girar, etc.

Una vez entendido el dolor es fundamental afrontarlo cómo lo que es: una señal derivada de múltiples factores. Por ello, es necesario hacer un abordaje holístico y tratando todos los enfoques: 

• Enfoques Psicológicos: La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la gestión del estrés son herramientas valiosas. Entender el dolor, aprender a manejar la ansiedad y el estrés puede reducir significativamente la percepción del dolor. Esto que puede parecer sencillo inicialmente, puede suponer un factor diferencial a la hora de entrenar y vivir nuestra molestia, reduciendo el dolor al realizar aquellas actividades que asociamos con dolor.
• Fisioterapia y Bienestar Emocional: La fisioterapia no se limita al cuerpo físico; aborda la conexión entre el cuerpo y la mente. Incorpora técnicas que promueven el bienestar emocional, mejorando así la respuesta del cuerpo al dolor, como pueden ser técnicas de respiración o hacer actividades relajantes como leer, ver una película o pasear
• Ejercicio adaptado a tu lesión y dolor: el ejercicio produce efectos analgésicos en nuestro cuerpo de manera natural (hace que nos duela menos) por lo que debe de ser la base de tu tratamiento para solucionar el dolor, pero siempre de manera adaptada a ti situación y que te permita mejorar sin empeorar la posible lesión. Para ello es importante trabajar con una escala de dolor, manteniéndola en una 2-3 sobre 10, de tal manera que aunque tengamos molestias, podamos entrenar y mejorar

• Escucha a tu Cuerpo, Incluyendo tu Estado Emocional: Presta atención no solo a las sensaciones físicas, sino también a tu estado emocional. La conciencia integral te permitirá abordar tanto el dolor físico como el psicológico de manera efectiva. Esto se traduce en entender que situaciones de estrés o ansiedad podrán aumentar nuestra sensación de dolor, por lo que trabajando estos factores psicológicos también mejoraremos fisicamente.
• Abordaje Holístico: Considera la incorporación de prácticas como la meditación y el yoga que no solo benefician el cuerpo, sino que también promueven la relajación mental y emocional. Si no estás familiarizado con estas prácticas, leer, pasear o hacer actividades que te relajen te ayudarán a disminuir el dolor.
• Colaboración con Profesionales de la Salud Mental: En situaciones donde el componente psicológico es prominente, trabajar con profesionales de la salud mental puede ser fundamental. La psicoterapia y otras intervenciones pueden ser herramientas valiosas en la gestión del dolor.